Climatización de la industria alimentaria para preservar los alimentos

Desde los inicios de la humanidad, la preservación de los alimentos ha sido una tarea de supervivencia junto a la tarea de la alimentación. El hombre en su proceso de cacería buscaba la manera de alargar la preservación de sus alimentos. Sobre todo, cuando debía emigrar por largas distancias. En una primera fase, comenzó a usar el salado de los mismos, con el cual se podía deshidratar e inhibir las acciones de las bacterias sin que se perdiera el valor nutritivo. Sin embargo, hoy en día contamos con la climatización de la industria alimentaria.

La conservación de los alimentos ha requerido desde siempre la creación de nuevas técnicas. Así, desde la esterilización, la deshidratación, el salado o la conservación en frío, entre otras. Esta última actualmente es la más común a nivel mundial en las industria agroalimentaria. Con ella se logra mediante temperaturas de congelación la inhabilitación de microorganismos capaces de descomponer los alimentos. Por ello, la climatización de la industria alimentaria se encuentra a la vanguardia.

Evolución de la climatización de la industria alimentaria

Desde el hielo y la nieve natural a la fábrica de hielo, la climatización de la industria alimentaria ha transitado una evolución constante, siempre haciendo uso de la termodinámica y la ingeniería que dando los primeros equipos compactos de refrigeración con mayor rendimiento y eficiencia, hasta los más modernos y avanzados. De esa manera, se ha logrado no sólo la preservación de los alimentos in situ sino a los sistemas de transporte de larga distancia, como los buques de carga, ferrocarriles y camiones. La economía mundial se ha mantenido sólida en el área alimenticia gracias a estos equipos de refrigeración.

La fabricación de compresores abiertos o compresores herméticos de igual manera requieren diversos gases que permitan el sistema de climatización. Desde siempre, el amoniaco ha sido primordial en la climatización de la industria alimentaria y hoy se complementa con el uso de los freones. Pero tales avances no escapan a las diferentes normativas de cada país en lo que respecta la regulación de emanaciones de estos gases catalogados como peligrosos para la capa de ozono.

El ahorro en los costes del uso de combustibles fósiles y la conservación del medio ambiente hoy día caminan de la mano junto a ciertos factores. Por ejemplo, lograr la mayor eficiencia energética y la creciente reducción en el uso de los gases refrigerantes primarios. Los fabricantes batallan en pro de lograr la correcta sinergia de estos factores en la adecuada climatización de la industria alimentaria, manteniendo como firme propósito la conservación por largos períodos de los alimentos sin la pérdida de su valor nutricional y sus condiciones organolépticas.

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